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13 de marzo de 2010

Programa Nº3: Astronomía

Hoy nos acompañó el astrónomo aficionado Darío Tosone, quién nos transmitió su pasión por el espacio.
Además de contarnos su historia, nos dejó esta reflexión:

Hace algunos años, nos encontrábamos sobre un pedacito de tierra seca en medio de un pantano cerca del río. Teníamos solamente un binocular y nuestro primer telescopio de 15 cm. de diámetro, llamado cariñosamente "termotanque" con el cual obtuvimos las primeras grandes satisfacciones. Y mientras hacíamos los preparativos sentíamos el calor, escuchábamos el sonido de las aves nocturnas, el canto de las ranas y también de vez en cuando, el ruido más familiar de un golpe en el brazo o en una pierna, junto con una mala palabra para despedir al mosquito atrevida que acababa de pasar a mejor vida.
Empezaba la observación y allí estaba el espectacular Saturno, el soberbio Júpiter con su séquito de lunas, la majestuosa nebulosa de Orión, hermosos cúmulos abiertos, misteriosos cúmulos globulares y tantas otras cosas, en esos minutos de observación que a cada uno nos tocaba. Desaparecían el calor, los ruidos, los mosquitos, el cansancio y quedábamos en silencio.
A este punto, alguien de ustedes se preguntará ¿Y? ¿Dónde está la gracia de todo esto? La gracia está en ese silencio tan elocuente como un libro abierto. En ese silencio estaba la íntima satisfacción de haber observado uno de los objetos más enigmáticos del universo, y ese rayito de de luz que nos traía la información de donde venía, terminó su existencia depositando su tenue energía en mi ojo, y después de haber recorrido el universo durante casi dos mil millones de años, quedó registrado en mi memoria. Esos fotones cansados, al iniciar su viaje, salieron de algo que brillaba con la energía de una galaxia entera o de cien mil millones de estrellas juntas. Pensar que así, debilitados y todo, analizados con modernos aparatos técnicos, son capaces de traernos la información de donde vienen, del Universo en expansión, de lo que encontraron a lo largo de su recorrido y tantas otras cosas. Durante ese silencio apareció en mi conciencia una fuerte sensación de pertenencia: sentía que estaba en el Universo, no sólo en la Tierra.

Quienes quieran comunicarse con el Sr. Darío Tosone y participar del Club de Astronomía, pueden hacerlo enviándole un correo electrónico a: tosonedario@hotmail.com

3 comentarios:

  1. EXCELENTE PROGRAMA :) lo escucho siempre ;D

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  2. ExCELENTE PROGRAMA :D

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  3. No pude escuchar ese programa, ya que aun no conocía el ciclo. Me gusta mucho el fragmento de las palabras del Sr. Tosone, que han editado para publicar aquí, he relevado esta nota para publicarla en el blog del Taller Municipal de Escultura de Vicente López(www.tayerdeescultura.blogspot.com), ya que me pareció muy sugerente la apreciación sobre el silencio.
    Muchas gracias!

    Marcelo Coy

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